miércoles, 23 de marzo de 2022

MEME


 

Desambiguación de "meme"

    1. Elemento cultural o de comportamiento que se transmite de persona a persona o de generación a generación.
  1. 2. Texto, imagen, vídeo u otro elemento que se difunde rápidamente por internet, y que a menudo se modifica con fines humorísticos.

Voy a referirme al primero de los significados mediante una elucidación del concepto biológico y evolucionista de "meme", con una breve definición de la teoría de los memes y sus limitaciones. 

viernes, 18 de marzo de 2022

MIRADA

Miradas, tinta y acuarela 2022

 La más sorprendente de las aptitudes de los seres vivos es su mirada. No existe nada tan especial. De las orejas no decimos que poseen una "escuchada" ni de las narices que poseen una "olida" o "aspirada". El mirar está más en acción que cualquier otro sentido, por eso hay mirada.

Es muy difícil definir la mirada, pero no engaña porque es atención, elección. Es difícil aproximarse a su rara esencia. A mí no me extraña que los antiguos pensasen en su magnífico poder como algo peligroso: el poder de aojamiento. Se discurrieron cientos de ensalmos y remedios contra "el mal de ojo". Hay miradas matadoras, acusadoras, embelesadoras, amenazantes, seductoras, confiadas, despreciadoras... Pueden mover a la piedad, al amor o al odio. 

La fuerza y energía de la mirada es un hecho, aunque no sepamos en qué consiste físicamente, cuánticamente. Sentimos que nos miran, aunque no veamos quien nos mira. Eso está probado. Incluso los insectos sienten que los están mirando. Cuando los fotografío, me oculto detrás de la cámara para que no lo noten; miro a través de ella para que no huyan cuando sienten que los estoy mirando. Los artrópodos también miran, las arañas con ocho ojos, aunque no sepamos muy bien qué ven. Faena difícil, de buen espía, mirar sin que sepan que estás mirando, sin que el espiado sepa que lo están siguiendo.

Lo que distingue unos ojos que tienen mirada de otros que no la tienen es la vida. Los ojos de un muerto dan vergüenza porque ya no miran, por eso les bajamos piadosamente los párpados y los velamos. Materia en descomposición, sin alma. Al fallecer, no entregamos sólo el último aliento, sino también la última mirada.

El recién nacido llora y sorbe, pero enseguida abre los ojos y se empeña en ajustar su mirada, que será única, inconfundible. Esa ventana de la mente por la que sale un poder desconocido. Hijos del sol son todos los ojos, espejo de su fuego. La mirada no engaña. "¡Mírame cuando me hables!". 

Recuerdo a mis amigos difuntos sobre todo por el modo en que me miraban. Se cuidaban de mí cuando lo hacían. "¡Ni me mira!", es el reproche de la persona desatendida y enamorada. Es "persona atenta" la que me mira o la que "mira por mí". "Regarder", dicen los franceses, es también observar, examinar, sobre-guardar, cuidar con respeto. La sola mirada del padre protege al hijo, le desembaraza de miedos. "¡Mira, madre, lo que hago!".

El hombre -dijo Platón- es el ser remirado, que remira y se remira. Miramos dos, tres veces..., buscando profundidades, analizando, reflexionando. Saber mirar es fundamental. Quien no sabe dónde o qué mirar es como quien no ve. No veremos dos veces lo mismo si sabemos mirar bien.

Algunos místicos han sentido cómo Dios les miraba desde dentro o desde fuera. Y ellos en su horizonte espiaron mirando, vislumbrando Su misterio.

Sobre "ver y ser visto": https://esprituycuerpo.blogspot.com/2021/08/ver-y-ser-visto.html

sábado, 12 de marzo de 2022

LAUREL (DAFNE)

 

Laurel con sus frutos

A pesar de sus indiscutibles encantos, el dios Apolo no siempre fue afortunado en amores. Persiguió en Tesalia a Dafne, ninfa montaraz, hija del río Peneo y sacerdotisa de la Madre Tierra. Apolo llevaba tiempo prendado de ella. Había quitado de en medio a su rival Leucipo (Caballo blanco), el cual jugaba la astucia de disfrazarse de muchacha para participar en las orgías serranas de Dafne. Apolo, como era adivino, lo supo y aconsejó a la ninfa que ella y sus compañeras se bañaran desnudas para asegurarse de que todas eran hembras. Descubrieron la trampa de Leucipo, pues no le fue posible esconder su cola, y lo destrozaron.

Sin embargo, la eliminación de Leucipo no fue suficiente. Cuando Apolo la persiguió, Dafne llamó en socorro a la Madre Tierra y esta la transportó a Creta donde dicen que fue conocida como Pasífae. Quedó un laurel en su sitio tesalio con cuyas hojas hizo Apolo una guirnalda para consolarse.

Robert Graves refiere este mito a la toma por los helenos de Tempe, donde la diosa Dafne (o Dafoenisa, "La sanguinaria") era adorada por una congregación de ménades orgiásticas que masticaban laurel para colocarse y arrobarse proféticamente. La sacerdotisas habrían huido a Creta y Apolo se hizo cargo del laurel que sólo podría ya masticar la Pitonisa para alucinarse.

Pero, ¿por qué Dafne esquivaba a un dios tan hermoso, padre de las Musas? Ovidio cuenta en sus Metamorfosis que Apolo enojó a Cupido y este hirió al primero con saeta de punta dorada, que hace amar, y a Dafne con saeta de punta emplomada, que hace aborrecer (de donde, por cierto, viene "aburrimiento"). Perseguida por el dios, la ninfa huía saltando grácil como cabrita de monte por los lugares más ásperos y, perdidas sus fuerzas, reclamó el auxilio de su padre Peneo, a cuyas ondas acuosas se acercaba por un barranco, y a la Madre Tierra: “¡Oh Tierra, trágame o múdame en otra figura!”, rezaba desesperada.

Hecho el ruego, le subió un enfriamiento por todo el cuerpo y la corteza del árbol le fue cubriendo los preciosos tobillos, luego las nalgas bien torneadas. Los cabellos se tornaron hojas; los pies, en raíces perezosas. Apolo se abrazaba al árbol sintiendo aún las entrañas calientes de la ninfa bullir bajo la costra vegetal… Vuelta Dafne toda laurel, protestó el dios: “Oh laurel, pues no puedes ser mi esposa, tú serás mi árbol”.

Juan Pérez de Moya (1513-1596) en su Philosofía secreta (1585) recoge la superstición de que el laurel despide de sí el fuego “semejante a las saetas o rayos calurosos de Apolo” y, por tanto, protege del rayo. El famoso matemático y mitólogo nacido en San Esteban del Puerto (Jaén) moralizó y racionalizó la leyenda identificando a Dafne con la humedad y a Apolo con el sol. Así como la ninfa huye del dios, quiere la humedad y se esconde bajo tierra para defenderse. Afirma también el erudito humanista que con la madera del laurel (Laurus nobilis), frotando una rama seca con otra, puede encenderse lumbre y, por fin, edifica al lector haciendo de Dafne (recuerda, la de los "rituales orgiásticos" de Tesalia) un ejemplo admirable de castidad cristiana. Eso es lo bueno de los mitos clásicos: admiten infinidad de interpretaciones y humanísimas lecturas.