jueves, 17 de noviembre de 2022

PERSEVERANCIA

 


Se dice que la naturaleza persistente del carácter de Tamerlán (1336-1405), conquistador turco-mongol de Asia y "Espada del Islam", apareció después de su incursión fallida en una aldea cercana en las primeras etapas de su trepidante vida. 

Se cuenta que Tamerlán, que sería con el tiempo el temible y poderoso sultán Temür, fue herido por una flecha enemiga y encontró refugio en las ruinas de una antigua fortaleza del desierto. Mientras se quejaba del dolor y lamentaba su negro sino, vio una pequeña hormiga que subía un grano por el costado de una pared derrumbada...

Pensando que el final estaba cerca, el joven Tamerlán dirigió el milagro de su atención al insecto y, concentrado en su actividad, observó cómo, molestada por el viento y agobiada por el tamaño de su cargamento, la hormiga volvía a caer al suelo cada vez que trepaba por la pared. Tamerlán contó un total de sesenta y nueve intentos y finalmente, al septuagésimo ensayo, la pequeña criatura de seis patas tuvo éxito y se abrió camino hacia el nido con un carga preciosa. 

Si una hormiga puede perseverar así - pensó Tamerlán -, seguramente un hombre puede hacer lo mismo. 

Tamerlán fue el último gran conquistador nómada del Asia central. Se interesó por la cultura y protegió artistas y filósofos. Aún se recuerda el nombre de sus casi cincuenta esposas y concubinas. El rey Enrique III de Castilla envió a su corte a Ruy González de Clavijo en 1403 a fin de concertar una alianza contra los turcos otomanos. El embajador dejó una crónica o libro de viaje: Vida y hazañas del gran Tamorlán con la descripción de las tierras de su imperio y del señorío del sultán tártaro.