jueves, 17 de noviembre de 2022

PERSEVERANCIA

 


Se dice que la naturaleza persistente del carácter de Tamerlán (1336-1405), conquistador turco-mongol de Asia y "Espada del Islam", apareció después de su incursión fallida en una aldea cercana en las primeras etapas de su trepidante vida. 

Se cuenta que Tamerlán, que sería con el tiempo el temible y poderoso sultán Temür, fue herido por una flecha enemiga y encontró refugio en las ruinas de una antigua fortaleza del desierto. Mientras se quejaba del dolor y lamentaba su negro sino, vio una pequeña hormiga que subía un grano por el costado de una pared derrumbada...

Pensando que el final estaba cerca, el joven Tamerlán dirigió el milagro de su atención al insecto y, concentrado en su actividad, observó cómo, molestada por el viento y agobiada por el tamaño de su cargamento, la hormiga volvía a caer al suelo cada vez que trepaba por la pared. Tamerlán contó un total de sesenta y nueve intentos y finalmente, al septuagésimo ensayo, la pequeña criatura de seis patas tuvo éxito y se abrió camino hacia el nido con un carga preciosa. 

Si una hormiga puede perseverar así - pensó Tamerlán -, seguramente un hombre puede hacer lo mismo. 

Tamerlán fue el último gran conquistador nómada del Asia central. Se interesó por la cultura y protegió artistas y filósofos. Aún se recuerda el nombre de sus casi cincuenta esposas y concubinas. El rey Enrique III de Castilla envió a su corte a Ruy González de Clavijo en 1403 a fin de concertar una alianza contra los turcos otomanos. El embajador dejó una crónica o libro de viaje: Vida y hazañas del gran Tamorlán con la descripción de las tierras de su imperio y del señorío del sultán tártaro.

jueves, 2 de junio de 2022

PIEDAD

 

Piedad de Juan de Ávalos hecha con placas de piedra caliza.


A Sócrates le condenaron por impiedad (ἀσέβεια, asébeia). Lo contrario de esta es la εὐσέβεια, la piedad, de donde viene el nombre propio "Eusebio". Por impiedad entendían los griegos la blasfemia, el sacrilegio, la irreverencia con respecto a los dioses del Estado y también la falta de respecto con respecto a padres y antepasados. 

Según Antonio Tovar en su extraordinario estudio de la Vida de Sócrates (1947), el filósofo no fue impiadoso, sino un renovador de la piedad. Para Sócrates la piedad no se limitaba al culto externo de sacrificios y rituales, sino que también como virtud era susceptible de un verdadero conocimiento. 

Sócrates fue -según Tovar- radicalmente religioso. Interiorizó, personalizó la religión a la vez que sublimó el respeto a la ley como vínculo político. En el diálogo Critón escrito por Platón,las Leyes son personificadas (prosopopeya) y dialogan con el filósofo para fundamentar la autoridad de la polis, es decir los deberes patrióticos, que son una faceta de la piedad, de la eusébeia, una concreción del respeto a los dioses tradicionales.

Para Sócrates -y Platón desarrollará esta idea- lo importante en nuestra relación con lo divino es mantener la pureza y justicia del alma. Para complacer a los dioses, es decir, para ser piadoso, lo mejor que se puede hacer es ser justo, ser buena persona. Esto no significa que Sócrates o Platón desprecien las formas populares de religiosidad, rituales, devoción a las imágenes, procesiones, etc. No obstante, esto adquiere ahora una importancia secundaria, con ello Sócrates traslada el panteón griego del exterior, del templo, al sagrario de la conciencia y moraliza de paso a los dioses, pues es un escándalo filosófico que incurran en crímenes y adulterios. La divinidad socrático-platónica tiende a la perfección de la bondad absoluta. 

Sócrates alude a su daímon (δαίμων), a su divinidad interior, como símbolo de la "voz de la conciencia" o la pascaliana "razón del corazón"  cuando la racionalidad no es suficiente. La piedad sirve así de frontera y complemento a la razón (como en Kant).

La incomprensión de su renovada, moralizada e interiorizada forma de religiosidad explica la acusación que se vierte contra él: que inventa dioses nuevos, que es poeta de dioses (ποιητὴ θεῶν). Por su parte, Platón absorberá la "piedad pitagórica" en sus viajes a la Magna Grecia (Italia y Sicilia).

***

Ni el término hebreo ni el griego para la piedad se encuentran a menudo en la Biblia, donde a la piedad se prefiere la fe y la justicia para referir a la vida grata a Dios. Donde se usa se vincula con conocimiento (2 P 1, 5-7) y con dulzura y paciencia (1 Tm 6,11). También se usa la palabra para referir a conductas personales (1 Tm 5, 4) que incluyen el arrepentimiento, la oración y la práctica del amor cristiano.

En su transcurso medieval y posteriormente el cristianismo elaboró manuales con ejercicios piadosos. El que se apiada se compadece del dolor de cristo en su pasión y del dolor del prójimo. El piadoso, el compasivo, puede empoderarse, lo que puede provocar cierta humillación en el compadecido, "lo que ha hecho que en el Occidente actual la piedad sea ofensiva o peligrosa. '¡No quiero que me compadezcas!'" (J. A. Marina, Diccionario de los sentimientos), se oye con frecuencia. Sin embargo, la ausencia de piedad caracteriza al despiadado y la sociedad que ha hecho bandera del interés y la competencia tiene mucho de despiadada.

La piedad, como otros tipos de conmiseración, misericordia o compasión, muestra un claro parentesco con el amor.

Más sobre la piedad y la impiedad..., en el blog Espíritu & Cuerpo.


sábado, 28 de mayo de 2022

CRISTO

Detalle del Bautismo de Cristo
de Juan Fernández de Navarrete "El Mudo" (1526-1579).
Museo del Prado. 


Cristo, del griego antiguo Χριστός, Christós, es una traducción del término hebreo «Mesías» (מָשִׁיחַ, Māšîaḥ), que significa "ungido". Christós, Mesías, el ungido por el Espíritu Santo. Ungir, en latín unguere, significa indirectamente elegir a alguien como rey o sumo sacerdote.

La idea del ungido en el mundo hebreo supone que el aceite otorga cualidades extraordinarias y sobrenaturales cuando provienen de una autoridad divina. "Ungido", como David por Samuel (1 S 16, 13). También se vinculó a profetas y patriarcas. Como concepto mesiánico se asoció y restringió el significado asociándolo al redentor y restaurador de la nación judía.

En el Nuevo Testamento la palabra se usa como nombre común y propio. Como nombre propio designa a Jesús de Nazaret, el esperado Mesías judaico anunciado por los profetas, ahora concebido como Redentor o Salvador de la humanidad. En Lucas 2, 11 se aplica a Jesús como aquel que cumple las esperanzas del Antiguo Testamento y acaba siendo sobrenombre de Jesús en Juan 1, 17.

El Islam lo considera como un gran profeta o predicador. Para el Cristianismo Cristo es Encarnación de Dios, su humanización definitiva, Hijo del Padre eterno y segunda persona de la Santísima Trinidad (un sólo Dios y tres personas distintas), siendo esta Encarnación terrenal que finaliza en pasión, muerte y Resurrección el misterio central de su fe.


miércoles, 23 de marzo de 2022

MEME


 

Desambiguación de "meme"

    1. Elemento cultural o de comportamiento que se transmite de persona a persona o de generación a generación.
  1. 2. Texto, imagen, vídeo u otro elemento que se difunde rápidamente por internet, y que a menudo se modifica con fines humorísticos.

Voy a referirme al primero de los significados mediante una elucidación del concepto biológico y evolucionista de "meme", con una breve definición de la teoría de los memes y sus limitaciones. 

viernes, 18 de marzo de 2022

MIRADA

Miradas, tinta y acuarela 2022

 La más sorprendente de las aptitudes de los seres vivos es su mirada. No existe nada tan especial. De las orejas no decimos que poseen una "escuchada" ni de las narices que poseen una "olida" o "aspirada". El mirar está más en acción que cualquier otro sentido, por eso hay mirada.

Es muy difícil definir la mirada, pero no engaña porque es atención, elección. Es difícil aproximarse a su rara esencia. A mí no me extraña que los antiguos pensasen en su magnífico poder como algo peligroso: el poder de aojamiento. Se discurrieron cientos de ensalmos y remedios contra "el mal de ojo". Hay miradas matadoras, acusadoras, embelesadoras, amenazantes, seductoras, confiadas, despreciadoras... Pueden mover a la piedad, al amor o al odio. 

La fuerza y energía de la mirada es un hecho, aunque no sepamos en qué consiste físicamente, cuánticamente. Sentimos que nos miran, aunque no veamos quien nos mira. Eso está probado. Incluso los insectos sienten que los están mirando. Cuando los fotografío, me oculto detrás de la cámara para que no lo noten; miro a través de ella para que no huyan cuando sienten que los estoy mirando. Los artrópodos también miran, las arañas con ocho ojos, aunque no sepamos muy bien qué ven. Faena difícil, de buen espía, mirar sin que sepan que estás mirando, sin que el espiado sepa que lo están siguiendo.

Lo que distingue unos ojos que tienen mirada de otros que no la tienen es la vida. Los ojos de un muerto dan vergüenza porque ya no miran, por eso les bajamos piadosamente los párpados y los velamos. Materia en descomposición, sin alma. Al fallecer, no entregamos sólo el último aliento, sino también la última mirada.

El recién nacido llora y sorbe, pero enseguida abre los ojos y se empeña en ajustar su mirada, que será única, inconfundible. Esa ventana de la mente por la que sale un poder desconocido. Hijos del sol son todos los ojos, espejo de su fuego. La mirada no engaña. "¡Mírame cuando me hables!". 

Recuerdo a mis amigos difuntos sobre todo por el modo en que me miraban. Se cuidaban de mí cuando lo hacían. "¡Ni me mira!", es el reproche de la persona desatendida y enamorada. Es "persona atenta" la que me mira o la que "mira por mí". "Regarder", dicen los franceses, es también observar, examinar, sobre-guardar, cuidar con respeto. La sola mirada del padre protege al hijo, le desembaraza de miedos. "¡Mira, madre, lo que hago!".

El hombre -dijo Platón- es el ser remirado, que remira y se remira. Miramos dos, tres veces..., buscando profundidades, analizando, reflexionando. Saber mirar es fundamental. Quien no sabe dónde o qué mirar es como quien no ve. No veremos dos veces lo mismo si sabemos mirar bien.

Algunos místicos han sentido cómo Dios les miraba desde dentro o desde fuera. Y ellos en su horizonte espiaron mirando, vislumbrando Su misterio.

Sobre "ver y ser visto": https://esprituycuerpo.blogspot.com/2021/08/ver-y-ser-visto.html

sábado, 12 de marzo de 2022

LAUREL (DAFNE)

 

Laurel con sus frutos

A pesar de sus indiscutibles encantos, el dios Apolo no siempre fue afortunado en amores. Persiguió en Tesalia a Dafne, ninfa montaraz, hija del río Peneo y sacerdotisa de la Madre Tierra. Apolo llevaba tiempo prendado de ella. Había quitado de en medio a su rival Leucipo (Caballo blanco), el cual jugaba la astucia de disfrazarse de muchacha para participar en las orgías serranas de Dafne. Apolo, como era adivino, lo supo y aconsejó a la ninfa que ella y sus compañeras se bañaran desnudas para asegurarse de que todas eran hembras. Descubrieron la trampa de Leucipo, pues no le fue posible esconder su cola, y lo destrozaron.

Sin embargo, la eliminación de Leucipo no fue suficiente. Cuando Apolo la persiguió, Dafne llamó en socorro a la Madre Tierra y esta la transportó a Creta donde dicen que fue conocida como Pasífae. Quedó un laurel en su sitio tesalio con cuyas hojas hizo Apolo una guirnalda para consolarse.

Robert Graves refiere este mito a la toma por los helenos de Tempe, donde la diosa Dafne (o Dafoenisa, "La sanguinaria") era adorada por una congregación de ménades orgiásticas que masticaban laurel para colocarse y arrobarse proféticamente. La sacerdotisas habrían huido a Creta y Apolo se hizo cargo del laurel que sólo podría ya masticar la Pitonisa para alucinarse.

Pero, ¿por qué Dafne esquivaba a un dios tan hermoso, padre de las Musas? Ovidio cuenta en sus Metamorfosis que Apolo enojó a Cupido y este hirió al primero con saeta de punta dorada, que hace amar, y a Dafne con saeta de punta emplomada, que hace aborrecer (de donde, por cierto, viene "aburrimiento"). Perseguida por el dios, la ninfa huía saltando grácil como cabrita de monte por los lugares más ásperos y, perdidas sus fuerzas, reclamó el auxilio de su padre Peneo, a cuyas ondas acuosas se acercaba por un barranco, y a la Madre Tierra: “¡Oh Tierra, trágame o múdame en otra figura!”, rezaba desesperada.

Hecho el ruego, le subió un enfriamiento por todo el cuerpo y la corteza del árbol le fue cubriendo los preciosos tobillos, luego las nalgas bien torneadas. Los cabellos se tornaron hojas; los pies, en raíces perezosas. Apolo se abrazaba al árbol sintiendo aún las entrañas calientes de la ninfa bullir bajo la costra vegetal… Vuelta Dafne toda laurel, protestó el dios: “Oh laurel, pues no puedes ser mi esposa, tú serás mi árbol”.

Juan Pérez de Moya (1513-1596) en su Philosofía secreta (1585) recoge la superstición de que el laurel despide de sí el fuego “semejante a las saetas o rayos calurosos de Apolo” y, por tanto, protege del rayo. El famoso matemático y mitólogo nacido en San Esteban del Puerto (Jaén) moralizó y racionalizó la leyenda identificando a Dafne con la humedad y a Apolo con el sol. Así como la ninfa huye del dios, quiere la humedad y se esconde bajo tierra para defenderse. Afirma también el erudito humanista que con la madera del laurel (Laurus nobilis), frotando una rama seca con otra, puede encenderse lumbre y, por fin, edifica al lector haciendo de Dafne (recuerda, la de los "rituales orgiásticos" de Tesalia) un ejemplo admirable de castidad cristiana. Eso es lo bueno de los mitos clásicos: admiten infinidad de interpretaciones y humanísimas lecturas.

sábado, 29 de enero de 2022

INTELECTUAL

Según el autor de Apocalípticos e integrados y de El nombre de la rosa: