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domingo, 18 de junio de 2023

NATURALEZA

 


1. Etimológicamente, "natura" como 'nascor', igual que φύσις  y φύω, responden en latín y griego a la idea de nacimiento, génesis, origen; es decir, natural es lo que nace, crece y se transforma.

2. Acepción cosmológica: Naturaleza es todo el conjunto de seres que nacen, crecen y mueren ("¡sobre todo mueren!", se quejará angustiado Unamuno). Y en abstracto, naturaleza es la universalidad de fuerzas y leyes que se manifiestan en el universo sensible, el que vemos, oímos, tocamos...

Filósofos y teólogos han atribuido equivocadamente esta acepción cosmológica a Aristóteles, pero ni en el Estagira ni en ningún otro filósofo de la Antigüedad se halla este concepto de naturaleza como el conjunto abstracto de leyes del Universo. Es relativamente reciente, explica Amor Ruibal (*). 

Aristóteles no usa φύσις (phýsis) para referir a la universalidad de los seres corpóreos, sino κόσμος (cosmos) y también οὐρανος (uranos) (De Coelo, I). La naturaleza (phýsis) de Aristóteles ni siquiera expresa una entidad corpórea como tal, sino el principio o principios activos determinantes de cada ser corpóreo concreto.

En Aristóteles, ni aún el concepto de energía expresa algo aislable de las cosas, sino la actividad concreta e individualísima en el cuerpo que se mueve. Es el ser-operación que a un tiempo produce individualidad y mutabilidad de los entes: ταῦτα μὲν γὰρ καὶ πάντα τὰ φύσει ἤ ἀει οὕτω γίγνεται, ἥ ὠς ἐπι τὸ πολύ. (Lo mismo puede decirse del concepto abstracto de movimiento, que Aristóteles ni enseñó ni demuestra haber conocido).



3. Acepción ontológica-estática: la naturaleza como condición esencial de un ser, su constitución intrínseca y sustancial. Aquí se opone la naturaleza como ser, a la nada. En este sentido niega S. Agustín contra maniqueos y de acuerdo al neoplatonismo que el mal tenga naturaleza. Hallamos la phýsis a menudo en el lenguaje patrístico. S. Gregorio Nacianzeno define la naturaleza como aquello "por lo que cada cosa es tal o tal" y S. Cirilo de Alejandría identifica la naturaleza con la persona para reconocer en Cristo 'unam naturam Dei Verbi incarnata'.

En la tradición filosófica prevaleció esta acepción de naturaleza como especie o esencia: 'Natura quiddam... commune quiddam est, et indefinitum'.

Sin embargo, la naturaleza (phýsis) nunca tuvo en Aristóteles significación estática, ni tampoco admitió una naturaleza que no fuese esencialmente genética. La naturaleza puede aparecer -sólo metafóricamente,según Aristóteles- como término de generación, τέλος τῆς γενέσεως (Met. II).

4. Acepción ontológico-dinámica: a) la naturaleza como potencia operativa de un ser. Es la "naturaleza" del escorpión que en la fábula pica a la rana "porque está en su naturaleza", aun habiéndole prometido al anfibio, que inocente le ayuda a atravesar el río, que no le picaría; b) la naturaleza como serie de causas que producen un orden de efectos.

Como principio operativo la naturaleza es principio de acción o pasión que sobreviene a los cuerpos. Este concepto sí se basa en Aristóteles. En este sentido aristotélico, Dios carecería de naturaleza. Tampoco los espíritus la tendrían, pues -dice Amor Ruibal- sería inútil buscar en Dios un principio inmanente de evolución o de finalidad intrínseca, si en él coinciden alfa y omega, el principio y el final. Obviamente el dios de Aristótles como primer motor es un principio físico, natural, no sobrenatural.

En la teoría hilemórfica de Aristóteles tanto la materia (hýle) como la forma (morphé) son naturaleza. Phýsis en Aristóteles es un dinamismo concreto en cada entidad, no abstracto. Naturaleza como base de la forma peculiar de cada ente. La génesis debe su razón de ser a la phýsis, así como la esencia (ousía) debe su razón de ser a la génesis (naturaleza => génesis => esencia; entendiendo => en sentido productivo y causal).

Esta interpretación de Aristóteles congrúe muy bien con el neodarwinismo, la esencia o sustancia (ousía) es por la génesis (genética) en este naturalismo o fisicalismo puro. Si no fuera porque la producción se subordina a la forma o estructura y en Aristóteles, la forma es también fin, es decir entelequia, principio intencional de la entidad de la cosa. Su naturalismo es también una teleología.

Sin embargo, la phýsis para el Estagirita es un principio inmanente -no trascendente-, un hecho interno dinámico de la evolución entitativa, también como materia no ordenada de la cosa en sí pero determinable en la síntesis de materia y forma. En cuanto causa del ser, la phýsis o naturaleza puede considerarse según la teoría aristotélica de las cuatro causas:

i. Eficiente: Aquí se determina la diferencia entre Naturaleza y Arte, pues la primera es norma para sí misma, mientras que el Arte, lo artificial, tiene fuera de sí su norma y principio. No es un hecho artificial que la carcoma ataque la madera de una mesa, sino natural. A la naturaleza como causa agente suele oponerse la libertad como causa suficiente, autónoma y trascendente, como cuando nos negamos al impulso natural de comer o beber con la intención de adelgazar.

ii. Final: la intentio naturae es para Aristóteles la perfección de la naturaleza, su entelequia, es decir el estar en su fin propio.; la phýsis es así razón de la evolución genética, que tiene por objeto su perfeccionamiento en cada ente, su ortogénesis.

iii. Material: es la causa in fieri: ἡ πρῶτε ἐκάστω ὐποκειμένη ὐλη, la materia prima que está debajo y sirve de base a cada cosa (Física II).

iv. Formal: La materia sin forma no es un phýsis actuada. La forma le da a la síntesis el ser y el ser inteligible. Por eso -al contrario que Platón- deriva Aristóteles la "causa ejemplar" no de una forma extrínseca al ente, sino intrínseca. La idea no viene de fuera a dentro, sino de dentro a fuera. Es la forma o especie que se pone en la definición.

La teoría de Aristóteles de la naturaleza -concluye Amor Ruibal- es una teoría del orden natural.



5. Acepción física: Naturaleza son los cuerpos y las leyes que los rigen.

6. Acepción metafísica: a) la naturaleza es el ser frente al no-ser, como la privación o el mal; b) el carácter esencial de un ser o de un conjunto de seres, es decir su sustancia (ousía); c) virtud o potencia operativa que influye en un efecto; d) lo que se contrapone a la individualidad.

7. Acepción teológica. La naturaleza como lo opuesto a lo no-natural, lo antinatural, lo preternatural y lo sobre-natural. Dícese como "antinatural" lo que destruye a lo natural.

El problema del nexo ontológico entre lo natural y lo sobrenatural es tratado de modo ejemplar en la Escolástica, por Tomás de Aquino y por Juan Duns Escoto. Este piensa que la naturaleza tiene la determinación propia de las sustancias o esencias (ousías), pero ninguna esencia escapa a la intelección de Dios ni queda fuera de la acción divina, sino que la intelección de Dios es base de las esencias posibles y tiene acción radical en ellas. Por eso en la naturaleza existe un dinamismo latente capaz de evolucionar mediante lo sobrenatural, elevándose hasta lo infinito, al cual, por virtud intrínseca, aspira la criatura racional. 

"De esta suerte -explica Amor Ruibal- lo sobrenatural viene, en cierta manera, a completar las aspiraciones de la naturaleza".  El Doctor Sutil, atribuye una realidad, esse diminutum, a toda naturaleza como posible. Su teoría no está exenta de inconvenientes -que añade Ruibal-. Con todo, el voluntarismo de Escoto y su metafísica modal parece que pudo inspirar la concepción leibniciana de la mónada.  

Nota                                                   

(*) Ángel Amor Ruibal. Cuatro manuscritos inéditos, Gredos, Madrid 1964. La entrada se ha redactado sobre la síntesis de su sección "Naturaleza y sobrenaturaleza", I, 1º, I, 2.; y II, 4.


sábado, 5 de junio de 2010

Realismo

La palabra "realismo" es ambigua, se presta a equívocos. Sirve en la calle para decir que uno es "realista" en el sentido de que uno no es un soñador, un utopista, un fantasioso, porque uno tiene muy en cuenta la realidad, o sea, aquellas circunstancias que limitan nuestras libertades o simplemente nuestras posibilidades; pero la voz "realismo" sirve en la Academia para referir a la doctrina que afirma que las ideas (y los ideales) son cosas (en latín, 'res, rei'), o por lo menos poseen algún tipo de realidad objetiva. Así, uno es "realista" en filosofía cuando acepta que los valores (belleza, justicia...) y los conceptos universales (animalidad, humanidad...) existen de algún modo a parte rei, con independencia de que existan cosas bellas o animales...
Pero también se consideró "realista" la doctrina ontológica de Aristóteles por suponer que hay una adecuación posible (verdad) entre el conocimiento, el lenguaje y la realidad. Es decir que cuando decimos la verdad, lo que decimos puede ser pensado como adecuado a lo que existe o que se da en el decir verdad la adecuación entre pensamiento y realidad: el pensar verdadero no es un inventar ficticio. La verdad es así la adecuación de la cosa al intelecto. He aquí una concepción "realista" de la verdad, porque cuando digo "tengo una perra que se llama Nana" mi perra está de algún modo en lo que digo y en el entendimiento de lo que digo.
El idealismo no se opone en filosofía al realismo, sino que, al menos en el primer sentido, el platónico, el realismo es la forma extrema del idealismo.
Lo contrario del realismo platónico es el nominalismo, que afirma que los universales y los valores son sólo nombres, etiquetas útiles pero que sólo tienen realidad en cuanto que los aplicamos o suponemos en las cosas (in re) o, si son ideales, tienen sentido como metas regulativas de la acción, pero son ilusiones inexistentes, pues en ningún sitio existe la justicia perfecta, ni la libertad, etc. "No hay más cera que la que arde". El nombre "rosa" puede ser útil para meter en su cajón muchas experiencias de rosas concretas, pero sólo existen éstas, las que crecen sobre tallos espinosos y mueren, no existe la rosa universal y perfecta, intemporal y ubicua.

Considero que uno no tiene más remedio que ser realista en ciencia e idealista en ética; y además, considero que esto es lo correcto, en el doble sentido de lo más verdadero y lo más bueno.
Kant fue un realista epistemológico, pues consideraba que los conceptos podían referir a objetos científicos con tal de que tuvieran contenido empírico; pero fue idealista en ética, puesto que afirmó que la experiencia no nos sirve para deducir lo que debemos hacer, sino que los principios de la moral los hallamos a priori, en la propia universalidad ideal de la razón.
Ser realista en ciencia significa que uno supone que hay razones objetivas para distinguir entre rosas y margaritas, entre tocino y velocidad, entre vacas y nísperos.
Puede que nuestra mente imponga una retícula al ser, y puede que nuestra mente funcione como una criba que sólo admite como grano de realidad aspectos útiles del ser, antropomórficos. Una imagen perfecta de la realidad sería una imagen de infinitos píxeles. Pero, en cualquier caso, aunque todo conocimiento humano signifique cierta "domesticación" de la realidad, aunque todo conocimiento esté transido por el poder y el deseo humanos, demasiado humanos, eso no significa que el conocimiento sea arbitrario. Si bien nuestro conocimiento de la cosa, ¡y no digamos nuestro saber sobre el mundo, el alma o Dios!, no agota la realidad, ni la agotará nunca, sí nos dice lo que las cosas relativamente son o pueden ser.
El realismo actual (el de Putnam, por ejemplo) sostiene que las teorías científicas ofrecen descripciones ciertas de objetos y procesos observables e inobservables del mundo, con independencia de la mente.
Para apuntalar su realismo, Hilary Putnam recurre el "argumento del milagro": el realismo es la única filosofía que no hace del éxito de la ciencia un milagro.