sábado, 12 de diciembre de 2020

CREPÚSCULO

         

                  

A Pilar Delgado Prado,                                 retratista de crepúsculos.

La misma causa puede engendrar efectos contrarios. 

Normalmente, el atardecer tranquiliza. Cumplidas las faenas del día, los cuerpos se preparan para el descanso, pues cada día tendrá su afán. Sin embargo, los cuerpos son diversos. Cae la tarde y el autillo se despereza, el murciélago estira sus alas, igual que la falena, su presa y alimento.

El poeta  oye un aullido que baja del monte boscoso. Está compuesto por una multitud de gritos discordantes, son víctimas del ocaso cómplice y de la agravante nocturnidad de cualquier aquelarre. Lúgubre consonancia, como la de la marea que te alcanza o la del temporal que despierta a fogonazos del sueño. Un siniestro ululeo nos llega del manicomio, que ha perdido su nombre.

Dice el poeta que el crepúsculo excita a los locos. Y es también buena hora para todo tipo de depredadores, incluidos los fulminadores de liebres y conejos que no los comen. Recuerda el caso del amigo que enfermaba a esas horas de luz ambigua. Le vio arrojar a la cabeza del metre un excelente filete en cuyos nervios creía haber visto el dibujo de un jeroglífico insultante. Rememora el vate el caso de otro amigo que se volvía sombrío, provocativo, cuando faltaba la luz solar, porque el crepúsculo despertaba en él ardorosos deseos de quiméricas dignidades. 

(No parecía que el poeta tuviera mucha habilidad eligiendo amistades).

No obstante, para el poeta las refrescantes tinieblas de la noche preludian una fiesta íntima. Los fulgores rosáceos que se arrastran por el horizonte como agonía del día y últimas glorias del Poniente imitan para la artista todos los sentimientos complejos que luchan en el corazón humano en las horas más solemnes y significativas de la vida. También ve en el crepúsculo, aunque no todos los días, el maravilloso vestido de ciertos bailarines, en el que las lentejuelas sobre el luto simulan ser titubeantes astros, oro y plata, sobre la seda en tinta de la noche.

Ya ha pasado el tiempo de la berrea. Cansada y satisfecha por la caza, observa Artemisa el trote espantado de un macho con el rabo entre las piernas; el último sol dora y embellece los ocres rubios y sienas tostados de su pelaje. Nada es tan nítido como su huida.

“Al atardecer de la vida, seremos examinados en el amor” –dejó escrito el poeta.

martes, 1 de diciembre de 2020

OBSCENO


Significa lo que resta fuera de la escena, lo irrepresentable. Los griegos consideraban la violencia obscena. No así los romanos. Eurípides hizo que su Medea, la maga enamorada, vengativa y enloquecida por la ingratitud y el adulterio de Teseo, asesinase a sus hijos fuera de escena y de la vista del público, no así Séneca, que expuso a los espectadores de su tragedia Medea, acostumbrados al sanguinario espectáculo de gladiadores, a semejante atrocidad.
Lo rojo (sangre y violencia) y lo verde (sexo) se velan y desvelan,  fácil y seguro aliciente, en el arte y en todas pantallas y monitores del mundo
No habría que prohibir lo que no nos gusta de ningún modo...

miércoles, 23 de septiembre de 2020

GUERRA


GUERRA


“La otra mala traidora,/ cruel y muy enemiga,/ de todos males amiga,/ de sí misma robadora”.

Así empieza la Copla XXVI de Mingo Revulgo que comenta Hernando del Pulgar, secretario y embajador de Isabel la Católica. El glosador añade que la peor de las guerras es la que llama “intrínseca” y nosotros llamamos “civil”, porque no se guarda en ella amistad a quien debe ser guardada.

Pone el ejemplo de las discordias romanas cuyo dolor y llanto más grande, que llegó a los que vencieron, lo sintieron cuando fueron al despojo y uno hallaba el cadáver de su hermano, otro el de su primo, otro el de su hijo o el de un amigo, y así se les convirtió el placer de la victoria en llanto y tristeza, “viéndose homicidas de su propia sangre”. 

De donde podemos creer –concluye Pulgar- "que gana más el caritativo con la concordia, que alcanza el guerrero con la discordia en que le pone su codicia”.

Y peor aún…, cuando la discordia y la división se generalizan en el campo, en las ciudades y en las casas, aún dentro de sí mismo se hace la guerra el hombre, en el espíritu de cada ser humano combaten sentimientos y rencores.

La guerra es tan mala -dejó escrito Erasmo de Roterdam-, que la hacen mejor los peores.

jueves, 23 de julio de 2020

DORMIR

El impecable y poético texto de Pessoa:
DORMIR

"Dormir, ser lejano sin saberlo, estar echado, olvidar con el propio cuerpo; tener la libertad de ser inconsciente, un refugio del lago olvidado, estancado entre frondas verdes, en los vastos alejamientos de las florestas. Una nada con respiración por fuera, una muerte leve, de la que se despierta con añoranza y frescor, un ceder de los tejidos del alma al ropaje del olvido".

Fernando Pessoa. LIBRO DEL DESASOSIEGO.

Ilustración: José Biedma López. *El durmiente*, detalle, óleo sobre lienzo, 1982.