martes, 4 de julio de 2023

TEOLOGÍA

Cristalización JBL, 2020

 He conocido a varios teólogos, algunos versados también en física o geología, otro se ganó la vida como periodista; otro, alemán, estuvo emparejado con una traductora de Machado a su idioma... Mentes inquietas.

Más allá del pathos nihilista al uso, el filósofo germánico Peter Sloterdijk pretende recuperar el pluralismo premetafísico de las ficciones del mundo, aun admitiendo el parte vitalista o antropocéntrico de defunción de Dios, el "Dios ha muerto" nietzscheano; es decir, parafraseando a Sloterdijk: La esfera Uno, que integraba los absolutos Poder, Verdad y Bien, ha implosionado, pero quedan "las espumas que viven", o sea "nuevos ideales que vuelen más discretos" e incluso que resulten menos peligrosos, menos fanatizantes.

Pienso que Juan Huarte de San Juan en su Examen de Ingenios (Baeza, 1575) acertaba al afirmar que la mera consideración de las cosas divinas y celestiales, de los grandes ideales de Bondad y Justicia, nos elevan y al elevarnos hacia "lo celestial" nos hacen mejores. La Teología, el estudio pormenorizado de los avatares de lo sagrado o el análisis del concepto de lo divino, que no tiene por qué ser la idea de una superpotencia patriarcal ni la de un tirano monoteísta que justifica formas sectarias de violencia contra la mujer o el infiel, tiene un valor humanístico. El gran poeta y erudito Robert Graves dedicó muchas de sus fatigas investigadoras al estudio de la Diosa blanca mediterránea. Nuestras Vírgenes y sus romerías son el resto de aquellos cultos a divinidades fértiles. No se olvide que en el cristianismo más ordotoxo, e incluso en otros menos "católicos", Dios tiene Madre.

Además, muchas casuísticas metodológicas y heurísticas, concebidas como auxiliares para la resolución de contradicciones teológicas, han acabado sirviendo para afrontar problemas jurídicos, éticos o de otro tipo. De hecho, independientemente de que la prueba llamada a priori u ontológica de San Anselmo sea eficaz para mostrar la necesaria existencia de un Ser Perfecto o la perfecta existencia de un Ser Necesario, es verdad que compromete grandes cuestiones de lógica y ontología. No extrañe que algunos filósofos le hayan dedicado a esta prueba 'adversus insipiens' o "contra el ateo que dice "en su corazón" Dios no existe", espesos y rigurosos tratados. 

Lo mismo podría decirse de las famosas Vías de Tomás de Aquino, que no fueron concebidas como pruebas definitivas de la existencia de Dios -ni mucho menos del Dios trinitario y personal cristiano- sino como "itinerarios de la mente hacia Dios"... Reconozco mi debilidad por la Tercera Vía, la prueba que parte de la contingencia de todos los entes que percibimos y que ha merecido en nuestros días la crítica de un físico de altura como el británico Paul Davies.

Pensando en una disciplina tan aparentemente fuera del juego mediático y de los enredos biosofísticos como resulta hoy la Teología, me ha llamado la atención un texto del premio nobel Hermann Hesse, de su novela Bajo la rueda, cap. II: 

"En la teología ocurre igual que en otras cosas. Existe una teología que es arte y otra que es ciencia o que al menos se esfuerza en serlo. Así fue en la antigüedad y así es ahora, y siempre han escanciado los científicos el viejo vino en los nuevos odres, mientras los artistas, sin cuidado para algunos errores exteriores y perseverantes en sus concepciones, han sido el consuelo y la alegría de muchos. Es la vieja lucha desigual entre la crítica y la creación, entre la ciencia y el arte, en la que aquélla tiene siempre la razón sin que nadie saque de ello provecho y en la que ésta lanza al aire la semilla de la fe, del amor, del consuelo y de la belleza, hallando siempre la buena tierra donde fructifica. Pues la vida es más fuerte y la fe más poderosa que la duda"