domingo, 22 de junio de 2014

Cirílico (glagolítico, escritura cirílica)

Pintada de Aliatis Stratelat, comandante de la guarnición de Bizancio,
en la iglesia de Preslav, en cirílico (s X)

En el siglo IX, el cristianismo se hallaba dividido. Las tensiones entre el patriarca de Constantinopla, el de Alejandría y el papa de Roma, venían de lejos, políticas y doctrinales. Roma y Constantinopla pugnaban ahora por que las tribus bárbaras rezaran en latín o en griego. Los moravos, un pueblo eslavo, enemigos de los germanos, optaron por aliarse con Bizancio. Por eso pidieron al emperador que les enviara misioneros en 862:

Nuestra nación está bautizada, pero todavía carece de maestros. No entendemos ni el griego ni el latín. [...] No entendemos los caracteres escritos ni su significado; enviadnos maestros que nos enseñen las palabras de las Escrituras y su sentido”. Ratislav I, príncipe de Moravia.

Los misioneros que partieron para la Gran Moravia fueron los hermanos Cirilo y Metodio. Procedían de Tesalónica. Cirilo había sido bibliotecario de Santa Sofía de Constantinopla y era considerado un filósofo. Los hermanos ya habían ejercido con misioneros entre los jázaros, en Crimea. Puede que Cirilo hubiese aprendido en torno al Mar Negro el hebreo y el samaritano y que tradujese una gramática hebrea al idioma de los jázaros, pueblo que se convertiría al judaísmo.