jueves, 30 de agosto de 2007

Azar

Casualidad, suerte, fortuna, acaso, ventura, suceso, accidente. Tantas maneras de llamar a lo que no se espera y tan difícil de establecer su naturaleza.

Los supersticiosos apenas creen en el azar. En un mundo de señales, mensajes, avisos... resulta frívolo, superficial, afirmar la casualidad. Nada sucede "por que sí", nada es fortuito. Sin embargo, a pesar su lógica geométrica, los supersticiosos también creen que existe. Sólo que se arman un barullo mental, una confusión de órdago, y terminan por imaginar que incluso el azar está determinado, o que siendo indeterminado forma parte de un sistema causal, lo cual significa que a la postre también está constreñido por leyes deterministas.

Los científicos, en cambio, y aunque parezca paradójico, están en el bando opuesto. Como saben estadística tienen el dato que son muchas las coincidencias fortuitas; muchas más que lo que el vulgo supone. Cuando un tirador de cartas o un fanático del Tarot mencionan una sugestiva "coincidencia", ellos, los científicos, sonríen como si estuvieran con un niño de parvulario y se disponen a escuchar esa clase de "coincidencias" que, cualquier estudio estadístico de primer curso, demuestra que no son tales. Ellos no ignoran que el azar ha metido la cuchara en la sopa determinista y aquello que parecía "significativo" no es otra cosa que una jugada de la suerte. Cara o cruz, por donde caiga la moneda, no indica nada ajeno, ya que ambas tienen igual oportunidad en la tirada. Incluso aunque salgan varias del mismo lado, no hay razón para sospechar. Si la moneda no está trucada, el azar se disfraza, muchas veces (más de lo que supone una mentalidad a-matemática) con una máscara determinista.

Personalmente soy un creyente del "azar". Me gusta esta posibilidad que nivela todas las prepotencias. No hay dinero que valga, ni gobierno que se menee, frente al caso fortuito. Ningún país está libre del azar, generalmente en su faz menos agradable; asimetría que los sociólogos contemplan con fruición. También ninguna persona debería organizar su vida de tal manera que el azar fuera definitivamente expulsado, como posibilidad.

Creo que es mejor ver la botella 'medio llena' que 'medio vacía', por lo tanto tiendo a pensar que el azar es básicamente benigno: una fuente de sorpresas y regalos; no una pesadilla que acecha en cualquier vuelta de una oscura esquina.

Mi "mejor foto", sin ir más lejos, es el resultado del azar. Sentado en el patio interior de una cafetería (también librería), sentado de puro cansancio y sin esperar absolutamente nada, de pronto una señora y una niña (quizá madre e hija) se sientan en el banco de enfrente y se quedan calladas. Cada cual sumergidas en sus propios pensamientos.

Gracias a todos los Dioses que protegen a los fotógrafos, llevaba conmigo la, en ese entonces, inseparable Contax. Así que aproveché para sacar una foto que ni las alertó ni las sacó de su ensimismamiento armónico.

Luego, al verla en papel, me di cuenta que era una gran foto. Esa clase de imágenes completas y que pueden estar años delante de uno, sin cansar. Aquí tendría que aclarar que los gustos, como se sabe, son muy íntimos, y que nadie tiene porque coincidir con mi juicio. Yo acepto que para los demás una foto así sea sosa, o que no diga nada; pero para mi dice mucho. Habla de cosas que uno ve, cuando duerme, y que no se pueden describir sin parecer tontas, cuando uno se despierta. Una fotografía de esta clase no es una fotografía cualquiera porque no todos los días uno puede fotografiar un ensueño. Por eso se sacan muy pocas en una vida; a veces... no se tiene suerte y no se obtiene ninguna.

El azar actuó y yo estaba allí para celebrarlo. Otras veces uno está allí para lamentarlo. No hay regla fija. Pero el universo sin él sería diferente. No habría forma de escapar, los grandes siempre ganarían y los viejos siempre se aburrirían. Desde aquí, y en silencio, elevo una oración hacia el Azar que si bien no ha creado nada es, en su indeterminación, una gran esperanza para todos los no creyentes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He llegado a su blog de casualidad ( o no) y me encanta como escribe. Y me parece que voy a dejarme caer más de una vez para ver lo que escribe...

Con respecto al azar, Jung opina que lo que llamamos "casualidad" es la manifestación de un principio no casual invisible y secreto que rige nuestro destino y el de todos los seres, poniendo orden en el caos aparente de nuestras vidas, o determinando sin que nos demos cuenta, algunas decisiones cruciales que pensamos son el resultado de nuestra libre elección o del azar.

http://es.wikipedia.org/wiki/Principio_de_sincronicidad

¿que opinión podría dar usted al respecto?.

Un saludo

Brigantinus dijo...

El "principio de sincronicidad" es muy perturbador...
Hasta donde alcanzan mi pobres conocimientos en física no encuentro que se justifique de ningún modo. Quizá más adelante... no se.
De todos modos una cosa es segura: la probabilidad de que se de una fenómeno casual es mucho más alta de lo que supone, normalmente, una mente que no conoce nada de matemáticas.
El mundo está lleno de coincidencias y justamente por eso el pensamiento esotérico siempre tendrá algo de que agarrarse.
Yo prefiero observar, y abstenerme de sacar conclusiones.